Para conferir al cristal el toque de color deseado, Valcucine emprende una larga búsqueda dirigida a garantizar tonalidades uniformes y duraderas.
Los estudios esmerados y una elevada competencia técnica llevan a la puesta a punto del primer barniz que no se puede templar, mantiene inalterado el color aplicado y asegura la máxima adherencia al cristal.